Comenta mi admirado Joan Garriga, en su obra imprescindible «El buen amor en la pareja», que una de las condiciones que debe existir en cualquier proyecto en común es «el deseo espontáneo de que el otro esté bien, lo cual quiere decir el deseo de que esté bien por encima de nuestros miedos o carencias». Incluso si el otro no está …
En este mes de septiembre hay dos fechas: el 4 y el 21; de 1973, y de 1996. Fechas que me recuerdan muy intensamente a dos personas importantes. No hablaré, ni veré a ninguna de las dos -hace ya demasiado tiempo que no hablo con ellas ni las veo-, pero eso no me impide sentirlas muy presentes.
Y es que, como suelo decir, una vez que amas, amas para siempre. Incluso si el otro no está … Alguien entra en tu corazón, te toca el alma, y se queda ahí, porque es exactamente el lugar que merece, el que le corresponde. Se queda, aunque no esté, porque «amar» tiene poco que ver con «querer».
Amar es reconocer al otro en su esencia, es VER quién es, por detrás y por «debajo» de miedos, «defectos», «sombras»; es aceptar que esa persona ha venido a nuestra vida por algo y para algo; es poder sentir que damos las gracias a esa persona, por SER, y por ESTAR. Con amor, desde el amor.
Y eso hago con estas líneas: daros las gracias a las dos. Quizás os pueda resultar incomprensible, pero creo, muy dentro de mí, que ese agradecimiento es parte de amaros.